sábado, 21 de noviembre de 2009

El Secreto de Sus Ojos


Título original: El Secreto de sus Ojos

Nacionalidad: Argentina – España, 2009
Dirección: Juan Jose Campanella
Reparto: Ricardo Darín, Soledad Villamil, Pablo Rago, Javier Godino, Guillermo Francella


Últimamente estoy llegando a la conclusión de que encontrar el nombre de Ricardo Darín entre el elenco de actores de un largometraje, es prácticamente sinónimo de garantía de calidad. Ya demostró su carisma y versatilidad en Nueve Reinas, El Aura y El Hijo de La Novia. Ahora protagoniza, junto con Soledad Villamil, este impecable thriller de factura argentino-española dirigido por Juan Jose Campanella, quien también ha realizado la adaptación del guión a partir de la novela de Eduardo Sacheri. Los secundarios también cumplen, destacando en especial Francella que borda el papel de compañero alcohólico y chistoso.

La historia gira entorno a un policía judicial de Buenos Aires recientemente retirado, que aprovecha esta nueva etapa para escribir una novela autobiográfica acerca de un peculiar caso sin resolver sucedido hace veinticinco años. Ese crimen, la violación y asesinato de una joven, lo marcó para siempre y jamás lo pudo borrar de su mente. Como tampoco pudo olvidar la tensión no resuelta con su superiora; un amor trágico e imposible, llevado en silencio durante demasiado tiempo. El punto de partida podría situarse dentro de los tópicos, pero es en su desarrollo donde realmente encontramos todo lo que esta película tiene que ofrecernos. Narrada en forma de flashback casi en su totalidad, vamos siendo testigos de esos hechos que parece que ya nadie recuerda ni quiere recordar pero fueron fundamentales para que los implicados se convirtieran en lo que son en el presente y progresivamente comprendemos como cada detalle acaba teniendo su repercusión. Hay un diálogo entre los personajes interpretados por Villamil y Darín que resume magistralmente esta percepción:

- Parece que fué otra vida, no?
- Pero fué esta vida.

La química entre ellos es tremenda y nos transmiten de forma verosímil ese aspero reencuentro con anhelos y miedos pasados. Aunque se trata de un filme que mezcla principalmente drama e intriga, no podemos pasar por alto las memorables situaciones cómicas con que cuenta. Una prueba más de esa particular expresividad y agudeza por las que los argentinos suelen ser conocidos. Estamos ante una película con carácter y bastante redonda a mi parecer, pues es capaz de transmitir una variada gama de sensaciones y hacer eso manteniendo la coherencia y el buen gusto, no es tarea fácil. Quizás se le podría criticar el uso del manido recurso de hacer un montaje final de imágenes y frases que el protagonista recuerda como diciéndose a el mismo y al público “Ah, claro, ahora todo encaja”. A mi siempre me ha parecido que este efectismo pone en tela de juicio la capacidad de atención y comprensión de los espectadores, pero se puede pasar por alto por ser un inevitable cliché que no desmerece en absoluto el resultado final.

Nada nos debe extrañar que sea la película seleccionada para representar a Argentina en la categoría de película extranjera en los Oscar del 2010. Se trata de un ejemplo de buen cine con posibilidades de llegar al gran público, una equilibrada combinación de la que nuestras carteleras suelen estar faltas.

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