domingo, 18 de octubre de 2009

Los Cazafantasmas

Mucho se ha hablado y escrito sobre los aspectos más técnicos de la película, las actuaciones, los efectos, guión y demás, así que este texto, más que una crítica al uso, son mis impresiones al redescubrir esta mítica cinta.


Título original: Ghost Busters
Nacionalidad: USA, 1984
Dirección: Ivan Reitman
Reparto: Bill Murray, Dan Aykroyd, Sigourney Weaver, Harold Ramis

Celebrando el 25 aniversario de este clásico, el Festival de Cine de Sitges contó con la presencia de Ivan Reitman para presentar la proyección homenaje de Ghost Busters. Tras unas imágenes de su carrera cinematográfica, se le hizo entrega del premio Màquina del Temps, el galardón retrospectivo del festival. El campechano director, que también estuvo a cargo de la segunda parte de las aventuras de nuestros investigadores paranormales favoritos en 1989, aprovechó para bromear sobre los rumores que últimamente circulan en la red acerca de una tercera entrega de la saga.

Con guión original de Dan Aykroyd y Harold Ramis [quienes también participan en la película con los papeles de Ray Stantz y Egon Spenglar respectivamente] y las actuaciones de Bill Murray y Sigourney Weaver, fué un verdadero fenómeno ochentero que dió pie a una serie de animación e infinidad de juguetes, merchandising e incluso un libro de juego de rol [Antes de que los juegos de rol fuesen estigmatizados por los crímenes que cometieron una panda de tarados mentales que decían jugar a uno de estos juegos]. Pertenezco a una generación para la cual Los Cazafantasmas era un verdadero icono, todos queríamos imitarlos porque representaban lo que queríamos ser; ellos no solo no tenían miedo de la oscuridad, ni de una sombra, un ruido o un armario entreabierto, sino que se dedicaban a eliminar los miedos de los demás.

Por supuesto, cuando eres tan solo un niño, es imposible captar todo el contenido más corrosivo de la película, solo piensas que sería genial tener una mochila que dispara rayos [que inocentes éramos al creer que un acelerador de partículas podía contenerse en tan pequeño espacio cuando un sincrotrón como el del LHC necesita varios kilometros de radio] y que el gigante de merengue estaba muy gracioso con su uniforme de marinero. Durante años ha permanecido en mi memoria como una película de entretenimiento familiar, y supongo que de la misma forma en todos aquellos que una vez crecidos, ya no nos hemos molestado en recuperarla, quizás por miedo a decepcionarnos con lo que una vez se convirtió en un símbolo de nuestra infancia.

Ha sido genial poder revisar esta cinta, en la gran pantalla, veinticinco años después de su estreno. Verla además en versión original y, ahora si, apreciar la cantidad de ironía y acidez que rezumaba a través de abundantes sátiras políticas y religiosas. He podido darme cuenta de como en este cuarto de siglo, la situación ha cambiado tanto como para que hoy sea imposible encontrar una película de entretenimiento dirigida a todos los públicos, tan políticamente incorrecta como esta.

Otro apunte que no podemos pasar por alto es la programación, nada casual, de la proyección de Ghost Busters a continuación de Zombieland; los que hayan visto esta última, entenderán perfectamente las razones. Así fue en Sitges, donde el público, en una auténtica fiesta del séptimo arte, aplaudía efusivamente a cada referencia compartida por todos. Por supuesto, gran parte de estos aplausos tuvieron lugar cuando apareció en los créditos el nombre de Ray Parker Jr, nominado al Oscar por ser el responsable del famoso tema que encabeza la banda sonora de la película.

Ya sabes a quien tienes que llamar.

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