viernes, 15 de enero de 2010

Siempre negativo


Hace un par de días me encontraba yo en mi sofá, pertrechado con mi bata y una taza de Earl Grey, leyendo The Times, edición impresa, cuando un artículo me llamó poderosamente la atención. Se trataba de The Power of Negative Thinking [Aunque para la versión online se ha rebautizado como The Cult of Positive Thinking; las implicaciones de esto las dejo a cargo del lector], en el cual se entrevista a Barbara Ehrenreich y se comenta su nuevo libro Smile or Die.


Esta señora, que al parecer nunca se ha terminado de tragar todo eso del vaso medio lleno, se rebotó del todo cuando al serle diagnosticado un cáncer, los médicos le insistieron en que mantuviese una actitud positiva, como si la sola fuerza de voluntad pudiese frenar el avance de la enfermedad. Barbara Ehrenreich, doctorada en biología, sabe bien que, según los datos que tenemos hoy por hoy, las enfermedades degenerativas no son precisamente de carácter psicosomático. Tremendamente irritada por esta plaga contemporánea del piensa en positivo, se decidió a abordar la cuestión y a realizar una dura crítica de la misma en Smile or Die.

Este tipo de actitud es especialmente típica de la cultura norteamericana. Esta muy mal visto no poner la mejor de tus caras y una actitud condescendiente durante la jornada laboral de cualquier empleo, especialmente si trabajas de cara al público, independientemente de cual sea tu situación personal u opiniones acerca de la política de empresa. Tampoco se toleran en absoluto las rabietas, despotricar ni pronunciar palabras malsonantes. Que no nos engañen las películas y series norteamericanas con protagonistas antisociales; a nuestro querido Gregory House lo habrían despedido a la primera semana de hacerse el listillo.

Recuerdo una pequeña anécdota que sucedió hace algunos años. Yo trabajaba para una conocida multinacional de alquiler de coches, corbata y camisa de manga corta, pueden imaginarse la estampa. Hacía pocos días que un personaje que conducía un coche extranjero sin seguro, aparcó literalmente en el maletero de mi Renault 5 Baccara, lanzándolo con fuerza contra la furgoneta situada delante, comprimiendo así mi querido vehículo al tamaño de un Smart. Yo estaba ciertamente dolido por el asunto cuando se presentó en el mostrador una mujer afroamericana con los típicos rollos de "Cielo, mueve tu trasero y dame un coche de una categoría superior a la que he pagado porque soy ciudadana norteamericana, tengo familiares en el cuerpo de Marines y porque yo lo valgo". A lo que yo, levantándome de la silla y aflojándome el nudo de la corbata, respondí:

- Well, you're in Europe now and we don't give a damn about all that american movie bullshit. So get used to it, lady.

Me destrozan mi coche, tengo que pagar la reconstrucción de mi bolsillo y encima le voy a dar a esta caradura uno premium by the face. Señores, aplíquense sus sonrisas fingidas por vía rectal.

En este mundo no darle la razón a un cliente cuando es evidente que no la tiene, esta mal visto. Pedir un aumento salarial esta mal visto. Discrepar esta mal visto. No estar de humor esta mal visto. No quedarse a hacer horas extras cuando te lo piden, esta mal visto. No reír las gracias del superior esta mal visto. No poner dinero para el regalo de un compañero, aunque pienses que es un arribista malnacido, esta mal visto. Y así hasta el infinito. Tu siempre negativo, nunca positivo. Coaching, autoayuda, programas de motivación y demás zarandajas solo tienen por objetivo culpabilizar al individuo. Por supuesto, si las cosas no salen bien es porque no pones de tu parte, porque lo ves todo negro, porque no juegas en equipo, porque no te esfuerzas por integrarte, porque no le pones una sonrisa a la vida.

Ridículo.


- Señor Flagpine, a pesar de que la empresa no tiene ninguna queja al respecto de su trabajo y comportamiento profesional, estamos seriamente preocupados en lo que actitud personal con colegas y superiores se refiere.

- Explíquese.

- Bien, esto es un poco violento, pero debo recordarle que en la última cena de empresa usted no mostró ningún signo de estarlo pasando bien, ni siquiera cuando luego se fueron a jugar una partida de bolos.

- Maldita sea, no me entusiasma jugar a bolos, soy malísimo y aún así me arrastraron a ello.

- ¿Lo ve? Esta es justamente la actitud negativa a la que me refiero.

- Prosiga.

- Ya ni siquiera comenta como le ha ido el fin de semana ni se interesa por como le ha ido a su superior, pero lo más grave es que ni siquiera tiene usted una foto de sus hijos, su pareja o mascota como fondo de escritorio de su PC, como la gente normal, sino una cita de Albert Einstein que reza Problems cannot be solved by the same level of thinking that created them.

- ...

- Piense en mejorar su empatía señor Flagpine y, por favor, aprenda a sonreír. Una actitud positiva es la clave para alcanzar objetivos y vivir una vida más feliz. ¡Ahora salga ahí fuera y cómase el mundo, demonios!

Por si todo esto fuese poco, yo le sumaría el molesto fenómeno de la odiosfera. Que vienen a ser todos estos blogs donde la gente publica furiosas invectivas sobre el más variado espectro de nimiedades cotidianas. Una multa por aparcar mal. Un resultado deportivo. El pésimo trato recibido por una compañia aerea. La nota de una asignatura. Lo mal que viste un compañero de trabajo. Un anucio televisivo que no es de su agrado. Miles de historias que, francamente, no llevan a ninguna parte porque ya han sido tratadas exhaustivamente con anterioridad y no es necesario profundizar más sobre ellas o bien son acontecimientos tan personales e intransferibles que para eso mejor ir a gritar a un descampado o meter la cabeza dentro de un cubo de agua. La odiosfera, no muestra una verdadera actitud escéptica con deseos de acabar con determinadas convenciones sociales establecidas como la dictadura del pensamiento positivo. Vienen aquí, despotrican pueril e irreflexivamente y se quedan a gusto, listos para volver al mundo exterior siendo los mismos cachorritos dóciles de siempre.

Espero que Smile or Die sea el principio de un movimiento que fomente el pensamiento escéptico entre la generación mileurista y defienda nuestro derecho a ser negativos y antisociales en una sociedad de chiste.

4 comentarios:

  1. Cuánta gente se habrá metido en un lío por despotricar sobre su trabajo a su jefe en Facebook o Twitter...

    El rechazo a los sentimientos o actitudes "negativas" no es algo exclusivo de EEUU, tengo entendido que en otras culturas, como Japón, también ocurre. Aunque creo que más que un rechazo es, directamente, un tabú.

    Tu post me recuerda a esto http://www.perspicalia.com/post/bailando-con-ratas
    Léelo si tienes un rato, es muy divertido, y va de esto mismo. Si te quedas con ganas de más, busca "Memorias de un ingeniero", está por ahí en PDF.

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  2. Corrijo: su trabajo "o" su jefe (no "a")

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  3. Grande Fuckowski.

    Había oido hablar de este señor y sus memorias pero no lo había descubierto hasta ahora. La verdad es que resulta reconfortante ver la cantidad de puntos en común que comparto con su forma de pensar y que se reflejan en los fragmentos que me has pasado.

    Dejando de lado que no me dedico a programar software, no tengo perro y no me gustan los Gin&Tonics ni Stairway to Heaven... todo lo demás bien podria haberme pasado a mi.

    Afortunadamente, somos una minoría pero no estamos solos.

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  4. Sobre la convenció social de posar bona cara, és curiós com a Espanya hi ha una convenció social justament oposada: queixar-se. La majoria de situacions espontànies en que la gent es posa a parlar amb desconeguts acostumen a ser per queixar-se: "La RENFE cada dia va pitjor", "Aquesta carretera no l'arreglaran mai", "Què lents que són a correus", "Han pujat el preu de tal o qual cosa", etc, etc. I és cert que ho fem, per començar una conversa i crear una mica de complicitat. En la resta països europeus es considera de molt mal gust queixar-se, i més encara queixar-se a un desconegut. És quelcom que només es fa quan s'agafa confiança amb algú... I aquí ho fem per començar a agafar-la. No sé, resulta molt curiós, diu molt sobre el caràcter que desenvolupen les persones.

    I encara que moltes empreses vulguin importar aquest somriure constant als seus treballadors, la nostra societat està molt lluny d'assemblar-se, en aquest sentit, a una americana o japonesa. I que duri!

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