miércoles, 23 de diciembre de 2009

Lugares comunes


I've had a lot of time to think

and I'm so tired of thinking
I know why he put that bullet in his skull
Because life can be so dull


Entré en una muy conocida gran superficie con la intención de comprar algunos regalos pero estaba seguro de que nada me convencería y terminaría por salir con las manos vacías. Tenía también otra secreta certeza, la de encontrarme con alguien conocido en el momento más inesperado, pues es bien sabido que, en estas fechas, este tipo de lugares se convierten en un lugar de peregrinaje y encuentro de consumidores de toda edad y condición.


Cuando el ambiente irrespirable y las continuas invasiones a mi espacio personal me empezaron a cansar, decidí echar un último vistazo a las películas de oferta antes de irme. Entonces fue cuando la vi, aunque no la reconocí inmediatamente, por lo que tuve un pequeño instante de duda antes de dirigirme a ella. No la veía desde el funeral. No, no me refiero a una película de oferta. Lo cierto es que pensé por lo menos una docena de veces en llamarla, pero uno nunca sabe realmente como afrontar estas cosas así que se terminan posponiendo indefinidamente.

A decir verdad, no tenía buen aspecto. Naturalmente no es el tipo de cosas que a una chica le gusta oir, así que no lo mencioné. Era un contraste chocante encontrarla vistiendo con un espantoso chandal y una camiseta, ella que siempre había lucido tan mona. Pero lo más llamativo era su rostro; más pálido que de costumbre y visiblemente más delgado. No se trataba de una delgadez atractiva sino de la delgadez propia de los que alguna vez hemos descuidado nuestra alimentación. Su antaño alegre sonrisa se había convertido en una mueca de apatía. Siempre tuvo unas ligeras ojeras propias de sus facciones, pero esta vez era como si sus globos oculares estuviesen hundidos en un pozo. Seguí examinando su mirada y me perdí en sus dos iris marrones cubiertos de una capa de vidrio humedecido, intentando sondar la tristeza que contenían.

Hablamos de forma breve acerca de como nos iban las cosas, evitando, naturalmente, el tema principal. Hubiese deseado tener un día más melancólico y no haberme arreglado tanto, para de alguna forma haberle resultado más próximo. También hubiese deseado haber sido algo más elocuente e invitarla a tomar un café en un día tan lluvioso, seguramente le hubiese apetecido. En lugar de eso le dije que deberíamos llamarnos para ir a comer algún día de estos; esas cosas que se dicen para quedar bien con gente con la que una vez tuviste trato y hace tiempo que no ves.

Esta vez, lo dije en serio.

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