sábado, 1 de septiembre de 2012

Bellflower





Título original: Bellflower
Nacionalidad: Estados Unidos, 2011
Dirección: Evan Glodell
Reparto: Evan Glodell, Tyler Dawson, Jessie Wiseman, Rebekah Brandes




Lord Humongous cannot be defied.


Tras un montaje de imágenes en forma de flashforward estas son las palabras que abren Bellflower, el debut cinematográfico del guionista, actor y director Evan Glodell. La cita, sacada de ese legendario filme llamado Mad Max 2, adquiere aquí un tono casi profético, ominoso.

Resulta inevitable hablar de este largometraje sin mencionar antes su peculiar estética. Una impresionante fotografía dominada por colores saturados, extravagantes desenfoques, lentes sucias... Si fuese posible la filmación de imágenes en movimiento con una Lomo Compact Automat, el resultado sería algo parecido los fotogramas de Bellflower. Esto es debido a la utilización de cámaras fabricadas artesanalmente por el propio Glodell para conseguir un resultado único.


Obsesionados con las películas de Mad Max, nuestros protagonistas Woodrow y Aiden sueñan con ser los reyes de la carretera en un mundo postapocalíptico. Sin una ocupación o fuente de ingresos definida, dedican la mayor parte de su tiempo en prepararse para ese improbable futuro, detonando bombonas de gas, construyendo un lanzallamas casero y en última instancia creando el vehículo definitivo para los guerreros del asfalto, el Medusa. Pero todo cambia para Woodrow cuando conoce a Milly.

No podemos pasar por el alto que la narración cuenta con un enfoque claramente masculino. Hay momentos de gran belleza visual junto a una elevada carga emocional, pero siempre salpicados de sangre, sudor y gasolina. En ese sentido, se ha comentado, de forma acertada, sus reminiscencias a Fight Club.

Evan Glodell ha realizado un arriesgado debut y lo ha conseguido. Nos ha obsequiado con una obra con el suficiente potencial como para convertirse en una película de culto, una joya underground con olor a combustible quemado. Pero Bellflower no trata sobre héroes pilotando muscle cars en un escenario distópico. Es una historia de amor y venganza violenta, cruda y salvaje que nos recuerda que cuando nos rompen el corazón puede ser más devastador que cualquier holocausto nuclear imaginable.

De ese metafórico mundo en cenizas emergerá un villano para dominarlo. Lord Humongous. 



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